En caso de que se suscite un naufragio la teoría a la hora de salvarse nos dice “las mujeres y niños primero”. Sin embargo a la hora de la práctica, por el contrario impera la ley de “sálvese el que pueda”.
Un estudio a cargo de dos economistas de la Universidad de Uppsala en Suecia, Mikael Elinder y Oscar Erixson concluye que “las mujeres tienen una clara desventaja de supervivencia comparada con los hombres”.
La ética por encima de la conveniencia
Las normas de ética frente a un naufragio demandan que sean los hombres (adultos) los que den un paso atrás al derecho de salvarse en casos en los que las opciones de salvamento (capacidad o número de botes salvavidas) sean lamentablemente escasas.
Los reportes históricos nos llevan hacia 1912, cuando un 15 de abril naufraga el Titanic. Aquella vez se lograron salvar un promedio del 70% de las mujeres y los niños a bordo. Todo un ejemplo de caballerosidad, tomando en cuenta que el número de botes disponibles y la distribución de ocupantes jugaron en contra de los pasajeros. Por otro lado la muerte de gran número de pasajeros hombres significó la perdida de capacidad humana igualmente valiosa.
En la práctica las mujeres y los niños son los de menores opciones
De acuerdo a este estudio, son los miembros de la tripulación y los capitanes los que más posibilidades de sobrevivir tienen. Después sigue los pasajeros, el orden de posibilidades de sobrevivir la tienen los hombres, seguido por las mujeres y dejando con escasas opciones a los niños. Este estudio se basa a los datos obtenidos de los naufragios ocurridos entre 1852 y 2011, en tiempos de paz.
La pregunta con todo lo dicho siendo usted hombre, parte de la tripulación o pasajero sería: ¿Cedería su lugar a las mujeres y niños?
Foto: flickr.com/photos/ccordova/3689846836
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