Si elegimos Africa como destino ideal para unas vacaciones durante el próximo mes de julio [randomtext category=»fecha»], debemos tener en cuenta la posibilidad de elegir conocer Túnez y más concretamente, resulta bastante recomendable disfrutar de Sousse, la tercera ciudad más grande del país.
Sousse es una ciudad ideal para turistas independientes y de mente abierta que desean deleitarse tanto de unas maravillosas vacaciones como de volver a su país de origen después de una exótica experiencia en un destino apasionante.
Moverse por Sousse no es nada difícil y ya en un mes tan veraniego como es julio, la posibilidad de disfrutar de una playa excelente, en la que se mezclan los turistas con las gentes del lugar, nos resultará bastante agradable y enriquecedor. La ciudad, y más concretamente la Medina, cuenta también con un interesante pasado lleno de historia, lo que demuestran las interesantes fortificaciones que la rodean. Hay que añadir además que no tendremos dificultad en desplazarnos por el resto de Túnez, ya que las conexiones ferroviarias son bastante buenas y nos podrán llevar tanto al norte como al sur del país sin ninguna dificultad.
Sousse, capital del Sahel, cuenta con más de doscientas cincuenta mil hectáreas de tierra de olivar, lo que supone un tesoro que contribuye muchísimo a la economía de la ciudad y a la del resto del país. Pero no solo de olivares y huertos vive Sousse. El turismo ocupa un importante puesto dentro de la economía local, ya que dispone de importantes centros turísticos y estupendas playas de clima Mediterráneo que atraen cada año a más de un millón de visitantes. Los turistas suelen buscar la tranquilidad y el relax en algun buen hotel y disfrutar de la gastronomía en sus confortables restaurantes, de la animada vida nocturna y de los juegos en los casinos.
Sousse es una ciudad con mucho que ver, lo que atrae cada día más a turistas llegados de todo el mundo, interesados en conocer y vivir de primera mano todo el atractivo que ofrece esta ciudad tunesina. En ese sentido, no podemos dejar de visitar la Medina, con sus antiguas murallas; la torre Khalel Al Fata, que es un faro construído en el año 859; las ocho fortalezas que defendieron hace siglos al país de los enemigos y la gran mezquita, con sus arcos de herrradura que rodena un majestuoso patio que data del siglo IX. Los amantes del arte encontrarán interesante visitar el Museo de Sousse, que cuenta con un expléndido jardín, situado junto a una gran colección de mosaicos romanos, dignos de conocer. Y sobre todo, tener la seguridad de vivir una experiencia impresionante en una tierra que siempre sabe agasajar al viajero.
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